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En tiempos en donde Disney nos bombardea con numerosas versiones "live action" de sus más famosas cintas animadas, creo que es oportuno recordar una que, si bien no es puramente live action, tiene ciertas pinceladas en su creación que perfectamente nos lo harán recordar; también, es parte de una de las historias más oscuras y olvidadas de la industria fundada por Walter Elias Disney.
En octubre de 1969, un ejecutivo de la compañía Disney recibió la llamada de una madre angustiada. La mujer decía que su marido se estaba muriendo y que su deseo era ver a su hijo por última vez pero que no sabían dónde localizarlo, por eso les pedía ayuda para encontrarlo. Que la mujer llamara a la Empresa Disney en vez de la policía, no era un error. Su hijo era Bobby Driscoll y veinte años atrás había sido uno de los niños prodigio del estudio de Mickey Mouse. Sin embargo su rastro se había perdido, nadie sabía dónde se encontraba.

Tal era su popularidad y la calidad de su trabajo, que pronto tuvo su estrella en el “Paseo de la fama” de Hollywood. En 1950 la Academia del cine americano le concedió un Oscar especial. Un premio como mejor actor juvenil por sus trabajos en las películas “La ventana” y “Danny”.
En 1953, cuando ya tenía 16 años de edad, la compañía Disney lo contrató para utilizar su rostro como modelo de referencia para los primeros planos de la futura película Peter Pan. Además, Bobby proporcionó la voz para el personaje. Las escenas se reprodujeron en un escenario de sonido casi vacío que contaba solamente con los accesorios más esenciales. Esta suerte de "live action" se filmó con el fin de que las imágenes fuesen posteriormente usadas por los ilustradores de Disney.
¿Conoces la historia de Bobby Driscoll?
En octubre de 1969, un ejecutivo de la compañía Disney recibió la llamada de una madre angustiada. La mujer decía que su marido se estaba muriendo y que su deseo era ver a su hijo por última vez pero que no sabían dónde localizarlo, por eso les pedía ayuda para encontrarlo. Que la mujer llamara a la Empresa Disney en vez de la policía, no era un error. Su hijo era Bobby Driscoll y veinte años atrás había sido uno de los niños prodigio del estudio de Mickey Mouse. Sin embargo su rastro se había perdido, nadie sabía dónde se encontraba.
Bobby demostró tener madera de actor desde muy pequeño. Tenía una facilidad enorme para memorizar diálogos y actuaba de forma natural y espontánea. En 1943 debutaba en el cine en la película “Lost angel” junto a Margaret O’Brien. Era tan buen actor que incluso llegaba a eclipsar a las grandes estrellas. En 1946 fue contratado por la Disney para protagonizar una de las grandes apuestas de la compañía: “Canción del Sur”, la primera película de acción real de la compañía en la que se mezclaban partes de animación y actores de carne y hueso.
Hoy en día "Canción del Sur" es una película maldita dentro de la compañía Disney y jamás se ha editado en vídeo, DVD o Blue Ray, debido a la visión que se da en ella de la población afroamericana, pero cuando se estrenó en 1946 fue un grandísimo éxito. La película ganó varios premios Oscar e hizo de Bobby Driscoll un rostro muy popular. Tenía por entonces 9 años y ya contaba en su haber con una decena de películas, entre ellas "La ventana" (1949) y "La isla del tesoro" (1950).

Tal era su popularidad y la calidad de su trabajo, que pronto tuvo su estrella en el “Paseo de la fama” de Hollywood. En 1950 la Academia del cine americano le concedió un Oscar especial. Un premio como mejor actor juvenil por sus trabajos en las películas “La ventana” y “Danny”.
En 1953, cuando ya tenía 16 años de edad, la compañía Disney lo contrató para utilizar su rostro como modelo de referencia para los primeros planos de la futura película Peter Pan. Además, Bobby proporcionó la voz para el personaje. Las escenas se reprodujeron en un escenario de sonido casi vacío que contaba solamente con los accesorios más esenciales. Esta suerte de "live action" se filmó con el fin de que las imágenes fuesen posteriormente usadas por los ilustradores de Disney.
Así fue como el rostro de Bobby permitió que se creara el tan famoso rostro de Peter Pan. Mientras que el bailarín y coreógrafo Roland Dupree fue el encargado de entregarle el movimiento y la agilidad al personaje.

Por aquellos años Bobby Driscoll ya no era el niño encantador de sus primeras películas. Su cara se había llenado de granos; su voz era cada vez más grave y los papeles comenzaron a escasear. Su carácter fue cambiando también, solía insultar al público y a sus compañeros de trabajo. Todo esto llevaría a que la Disney no le renovara el contrato. A los diecinueve años Bobby Driscoll se casó, tuvo tres hijos y posteriormente se separó de su mujer a quien solía maltratar. Su madre dijo entonces:
“La droga le cambió. No se bañaba, se le estropearon los dientes. Tenía un coeficiente mental altísimo, pero los narcóticos le afectaron el cerebro. Nosotros no sabíamos lo que le pasaba.”
En 1959 la policía le detuvo por consumo de heroína, sus brazos estaban llenos de pinchazos. Un año después le acusaron de agresión con arma de fuego y meses más tarde por atraco a una clínica de animales, falsificación de cheques y varios delitos relacionados con las drogas. Bobby Driscoll fue internado en un centro de rehabilitación pero cuando salió del recinto, se esfumó. Nadie supo más de él.

El 30 de marzo 1968, dos niños que jugaban en un edificio abandonado del East Side de Nueva York hallaron los restos de un hombre joven, en medio de objetos religiosos y basura. El cadáver carecía de identificación, tenía numerosos pinchazos en los brazos y en la sangre rastros de metedrina, una anfetamina que crea una sensación de exaltación y perdida rápida de la conciencia. Quienes la usan padecen ilusiones de persecución, depresión, extenuación excesiva y tendencias suicidas.
Un análisis forense reveló que las vísceras correspondían a las de un anciano, más que a las de un adulto de 31 años. El rostro tenía profundas marcas y nadie reclamó el cuerpo, tras tomarle las huellas digitales finalmente lo enviaron a un cementerio común en Hart Island, allá por el Bronx. Fueron justamente las huellas digitales las que finalmente sirvieron para identificar a Bobby.
Tres años después de su muerte, Disney repuso en las pantallas de los cines la desafortunada película “Canción del Sur”. El reestreno fue todo un éxito. El último, póstumo y amargo éxito de Bobby, aquel niño que pasó de ser una estrella infantil a un adulto consumido por las drogas y el olvido.
En esa tierra de luces y sombras se quedó Bobby Driscoll. En esa tierra de ilusiones en donde, al igual que a Peter Pan, se le está prohibido crecer.
