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Ken Loach actualiza el mensaje que viene entregándonos desde que comenzó su carrera como director: darle voz a los que no son escuchados. En esta ocasión Loach, junto a Paul Laverty, su habitual guionista, nos entregan "Sorry We Missed You", una película que brinda una suerte de homenaje a Don Lane, un repartidor de mensajería de 53 años que por miedo a ser multado en su trabajo, se saltó varias citas médicas para tratar su diabetes, algo que desgraciadamente provocaría su muerte.

La cinta nos cuenta sobre una familia de clase media-baja que ha ido acumulando deudas desde el estallido de la crisis en 2008. Ricky (Kris Hitchen) se acaba de comprar una furgoneta con todos los ahorros familiares y confía ilusionado en que le sirva para establecerse como repartidor autónomo. Abby (Debbie Honeywood, toda una revelación) trabaja como cuidadora a domicilio a sueldo de una empresa en diferentes casas. Sus hijos adolescentes Seb (Rhys Stone) y Lisa Jane (Katie Proctor) atraviesan los altibajos propios de su edad. Ricky se deja embaucar por las maravillas que su empleador le relata sobre la "libertad de emprendimiento". En resumen, en lugar de convertirse en su propio jefe, Ricky se transforma en esclavo de sí mismo, un trabajador sin ningún tipo de derecho que contempla cómo su jornada laboral ahora abarca las 24 horas del día y los siete días de la semana.

En un mundo donde a un trabajador le está prohibido enfermar y se le obliga a bajar la mirada, el desastre está a la vuelta de la esquina. Y no se trata de que Loach abuse de la tragedia y del pesimismo en cada una de sus películas. Simplemente se trata de retratar una realidad muchas veces esquiva y que no acabamos de percibir, porque justamente estamos inmersos en el trabajo.
Película total y absolutamente recomendada y con un desempeño actoral impecable.
Les dejo un clip.
¡PLAY!

La cinta nos cuenta sobre una familia de clase media-baja que ha ido acumulando deudas desde el estallido de la crisis en 2008. Ricky (Kris Hitchen) se acaba de comprar una furgoneta con todos los ahorros familiares y confía ilusionado en que le sirva para establecerse como repartidor autónomo. Abby (Debbie Honeywood, toda una revelación) trabaja como cuidadora a domicilio a sueldo de una empresa en diferentes casas. Sus hijos adolescentes Seb (Rhys Stone) y Lisa Jane (Katie Proctor) atraviesan los altibajos propios de su edad. Ricky se deja embaucar por las maravillas que su empleador le relata sobre la "libertad de emprendimiento". En resumen, en lugar de convertirse en su propio jefe, Ricky se transforma en esclavo de sí mismo, un trabajador sin ningún tipo de derecho que contempla cómo su jornada laboral ahora abarca las 24 horas del día y los siete días de la semana.

En un mundo donde a un trabajador le está prohibido enfermar y se le obliga a bajar la mirada, el desastre está a la vuelta de la esquina. Y no se trata de que Loach abuse de la tragedia y del pesimismo en cada una de sus películas. Simplemente se trata de retratar una realidad muchas veces esquiva y que no acabamos de percibir, porque justamente estamos inmersos en el trabajo.
Película total y absolutamente recomendada y con un desempeño actoral impecable.
Les dejo un clip.
¡PLAY!